Negocios en zonas de guerra: cómo las corporaciones lucran en medio del conflicto | La Verdad Compartida
Mientras los titulares se centran en los misiles, los desplazados y las negociaciones fallidas, hay un actor silencioso que nunca pierde: las corporaciones. En zonas de conflicto, donde la vida humana se devalúa y el derecho internacional se tambalea, las empresas privadas encuentran oportunidades para lucrar, expandirse y consolidar poder. ¿Neutralidad? ¿Responsabilidad? Palabras vacías cuando el capital fluye más rápido que la sangre.
📚 Conexión Histórica:
Este patrón de corporaciones lucrando con conflictos no es nuevo. Durante la Guerra Fría, empresas como United Fruit Company financiaron golpes de Estado en Guatemala (1954) para proteger sus tierras. El modelo persiste: corporaciones moldean política exterior para maximizar ganancias, sin importar el costo humano.
Lee cómo funcionaba este mecanismo en nuestro análisis de Golpes de Estado de la Guerra Fría →
💼 Capitalismo en terreno minado
Desde Ucrania hasta Gaza, pasando por Sudán y Myanmar, las guerras modernas no solo se libran con armas, sino con contratos, licencias y acuerdos comerciales. Empresas multinacionales operan en estos territorios con el pretexto de “desarrollo” o “reconstrucción”, mientras sus actividades refuerzan estructuras de ocupación, represión o saqueo.
Ejemplos reales:
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Según Investing.com, empresas como Lockheed Martin, Raytheon, Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics han visto crecer sus ingresos exponencialmente desde el inicio de la guerra en Ucrania. No solo venden armas: también moldean políticas y financian think tanks que justifican sus operaciones.
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En Gaza, un informe presentado ante la ONU por Francesca Albanese denuncia que cinco empresas hispanas —incluyendo Orbia (México), Petrobras (Brasil) y CAF (España)— lucran con la ocupación israelí. Puedes leer el reporte completo en BBC Mundo vía Teletica
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En África, compañías mineras como Glencore y Drummond extraen recursos en zonas controladas por milicias, alimentando conflictos armados a cambio de acceso a oro, coltán o carbón.
⚖️ ¿Y el derecho internacional?
El Derecho Internacional Humanitario (DIH) establece que las empresas deben evitar contribuir a violaciones de derechos humanos. Sin embargo, muchas operan en una zona gris legal, escudándose en la falta de regulación o en la complicidad estatal. El Comité Internacional de la Cruz Roja publicó una guía sobre cómo las empresas deben actuar en contextos de conflicto armado. Puedes consultarla en el blog oficial del CICR
“Las empresas no disparan balas, pero construyen las fábricas que las producen.” — Observatorio de Conflictos Globales
🧠 El consumidor como cómplice involuntario
Cada vez que compramos un producto sin saber su origen, podemos estar financiando indirectamente la violencia. Desde smartphones fabricados con minerales de zonas en guerra, hasta trenes construidos por empresas que operan en territorios ocupados, el sistema nos convierte en consumidores ciegos.
🔥 Conclusión provocadora
“Cuando el capital se mezcla con la sangre, ¿quién limpia las manos?”
Las corporaciones en zonas de conflicto no son simples observadoras: son actores activos que moldean el terreno, influyen en gobiernos y deciden quién vive y quién muere. En La Verdad Compartida, no nos conformamos con mirar desde lejos. Denunciamos, incomodamos y exigimos responsabilidad.
🔗 Conexión Histórica: El Patrón Corporativo Persistente
El lucro corporativo en zonas de conflicto no es invención moderna. Durante la Guerra Fría:
- Guatemala 1954: United Fruit Company financiaba golpe de Estado
- Brasil 1964: Corporaciones financiaban operaciones coordinadas
- Chile 1973: Corporaciones ganaban miles de millones en "Milagro Económico"
Hoy es lo mismo, pero con nombres distintos:
- Ucrania: Raytheon, Lockheed Martin, BAE Systems venden armamento mientras sus acciones se disparan
- Gaza: Empresas multinacionales lucran con ocupación
- Sudan, Myanmar: Mineras extraen recursos en zonas de conflicto
La conclusión es incómoda: las corporaciones no son víctimas de conflictos. Son sus beneficiarias. Y mientras duran los conflictos, sus ganancias crecen.
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