🧨 Introducción
La inteligencia artificial (IA) se presenta como el futuro de la eficiencia, la seguridad y el progreso. Pero en la práctica, se está convirtiendo en una herramienta de vigilancia masiva, control social y extractivismo digital, especialmente en el sur global. ¿Quién decide qué datos se recolectan, cómo se procesan y quién es considerado “sospechoso”? ¿Y por qué los países más vulnerables son los más expuestos?
🌍 ¿Qué es el colonialismo digital?
El término colonialismo digital describe cómo las grandes potencias tecnológicas —principalmente corporaciones del norte global— extraen datos, imponen infraestructuras y controlan narrativas en países del sur global. Según Renata Avila Pinto, estamos ante una confrontación entre control y libertad, donde la tecnología permite predecir, influir y vigilar poblaciones enteras.
🧬 Algoritmos que deciden quién es sospechoso
Los sistemas de IA utilizados en seguridad, migración y justicia penal están entrenados con datos sesgados, lo que perpetúa discriminación estructural. Ejemplos:
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Reconocimiento facial que falla más en rostros no blancos.
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Sistemas predictivos que asignan mayor riesgo a barrios pobres o comunidades racializadas.
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Software de vigilancia fronteriza que cataloga automáticamente a migrantes como amenazas.
¿Quién regula estos algoritmos? En muchos casos, nadie. Las empresas que los desarrollan no revelan sus modelos, y los gobiernos que los compran no exigen transparencia.
🏴 Seguridad como pretexto para el extractivismo
La narrativa dominante es clara: “más vigilancia = más seguridad”. Pero detrás de esa ecuación hay un modelo de negocio basado en el extractivismo de datos:
Recolección masiva de información personal sin consentimiento.
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Comercialización de perfiles digitales para publicidad, control social o represión.
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Implementación de tecnologías sin consulta ni regulación local.
SegúnAndrés Tello, este modelo reproduce la colonialidad del poder, donde las decisiones tecnológicas se toman lejos de los territorios que más las sufren.
🔥 Conclusión editorial
La inteligencia artificial no es neutral. Los algoritmos no son inocentes. Y la seguridad no puede ser excusa para vigilar, controlar y extraer.
En La Verdad Compartida, denunciamos el uso de la tecnología como herramienta de dominación. Porque el futuro digital no puede construirse sobre los mismos cimientos coloniales que el pasado.
📣 Llamado a la acción
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