🔍 Introducción
Assata Shakur no fue una figura cómoda. Para EE. UU., fue una terrorista fugitiva. Para Cuba, una exiliada política. Para muchos, un símbolo de resistencia racial. Su muerte en La Habana en septiembre de 2025 cierra un capítulo incómodo de la historia entre dos gobiernos enfrentados —y abre preguntas sobre justicia, memoria y poder.
🔫 1. ¿Quién fue Assata Shakur?
Nacida como Joanne Deborah Byron, luego conocida como Joanne Chesimard, fue militante del Partido Pantera Negra y del Ejército de Liberación Negra. En 1973, durante una parada de tráfico en Nueva Jersey, se produjo un tiroteo en el que murió el policía Werner Foerster. Assata fue condenada en 1977 a cadena perpetua por asesinato, aunque siempre sostuvo que fue víctima de persecución política y racismo judicial.
🕵️ 2. La fuga, el exilio y el asilo cubano
En 1979, Assata escapó de una prisión de máxima seguridad con ayuda de militantes armados. Vivió como fugitiva hasta que en 1984 reapareció en Cuba, donde recibió asilo político bajo el gobierno de Fidel Castro. Desde entonces, vivió en La Habana, protegida por el Estado, sin participar en política pública ni conceder entrevistas.
🇨🇺 3. Cuba y EE. UU.: diplomacia en tensión
Durante décadas, Washington exigió su extradición. En 2013, el FBI la incluyó como la primera mujer en su lista de terroristas más buscados, con una recompensa de 2 millones de dólares. Cuba se negó sistemáticamente a entregarla, alegando persecución política y falta de garantías judiciales.
📎 El País
🧠 4. ¿Símbolo o amenaza?
Para movimientos afroamericanos, Assata fue una figura de resistencia, citada en canciones, libros y discursos. Para el gobierno estadounidense, fue una prófuga peligrosa. Su caso se convirtió en un espejo incómodo: ¿cuándo la lucha política se convierte en crimen? ¿Y quién decide?
🧠 Reflexión final
Assata Shakur murió en La Habana el 25 de septiembre de 2025, a los 78 años. Su historia no se cierra con su muerte. Sigue siendo una pregunta abierta sobre justicia, raza, poder y memoria. Y como toda figura incómoda, su legado dependerá menos de los archivos judiciales que de las narrativas que sobrevivan.
📚 Ejemplo histórico
Su caso recuerda al de Angela Davis, también acusada de terrorismo y luego absuelta. Pero Assata no volvió. Su exilio fue permanente, y su silencio, tan elocuente como su militancia.

Comentarios
Publicar un comentario