Voces Silenciadas: Rosalind Franklin y el ADN: La verdad oculta tras el descubrimiento de la doble hélice

Rosalind Franklin: La mujer a la que le robaron el descubrimiento del ADN

Rosalind Franklin trabajando con un microscopio de rayos X en el King's College, Londres, años 1950

En 1962, James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins recibieron el Premio Nobel por descubrir la estructura del ADN. Pero hubo una cuarta persona sin cuyo trabajo esto no habría sido posible: Rosalind Franklin, una química británica cuyo nombre fue borrado de la historia durante décadas. ¿Cómo ocurrió esta injusticia?

El experimento clave: La Foto 51

Fotografía 51 del ADN, tomada por Rosalind Franklin, mostrando la estructura de doble hélice

En 1952, Franklin capturó la Foto 51 usando difracción de rayos X, una técnica pionera en ese momento. Esta imagen era la prueba más clara de que el ADN tenía forma de doble hélice. Sin embargo:

  • Watson y Crick accedieron a sus datos sin su permiso, gracias a Maurice Wilkins, colega de Franklin en el King's College.
  • En su libro "La doble hélice", Watson admitió que usaron el trabajo de Franklin sin darle crédito.
"Nadie le explicó a Rosalind que sus datos eran vitales para el modelo final. Ella murió sin saber que su foto cambió la ciencia." — Brenda Maddox, biógrafa de Franklin.

El Nobel que nunca recibió (y la polémica)

Franklin murió en 1958, a los 37 años, por cáncer de ovario. Las reglas del Nobel impiden premiar a personas fallecidas, pero:

  • Wilkins compartió el premio con Watson y Crick, a pesar de no ser el autor principal.
  • Franklin ni siquiera fue mencionada en los discursos de aceptación. 

El legado de Franklin hoy

Aunque tarde, la ciencia está corrigiendo el error:
  • Universidades como Harvard y el MIT enseñan su contribución.
  • En 2020, la Royal Society creó el "Premio Rosalind Franklin" para científicas destacadas.
¿Sabías que? El caso de Franklin no es único. Descubre la historia de Hedy Lamarr y el WiFi en nuestra serie "Voces Silenciadas".

Conclusión

La historia del ADN es un recordatorio de cómo el sexismo y la competencia pueden oscurecer la verdad. Franklin no vivió para ver su reconocimiento, pero hoy su nombre simboliza la lucha por justicia en la ciencia.

"La ciencia no debería ser una carrera de egos, sino una búsqueda colaborativa de la verdad."

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