La geopolítica no es un juego de ajedrez entre caballeros. Es una carnicería elegante, una danza de intereses donde los cuerpos caen fuera de cámara y los discursos se maquillan para la televisión. Aquí no hay neutralidad: cada mapa es una declaración de poder, cada frontera una herida abierta.
No buscamos respuestas fáciles ni banderas limpias. Solo mostrar lo que se esconde detrás del telón diplomático.
Bienvenidos al lado crudo del mundo.
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